13 dic 2015

Él me nombró Malala: En la lucha por la igualdad

* * * *  MUY BUENA

Davis Guggenheim es un aclamado documentalista que logró ganar el Oscar en 2007 por su labor en "La verdad incómoda" mediante el cual puso bajo la discusión pública la problemática sobre el calentamiento global. Pasaron los años y el realizador propuso "Él me nombró Malala", trabajo que quedó en las puertas de una nominación a la estatuilla dorada en la categoría de "Mejor Documental".

En esta propuesta, Guggenheim retrata la vida de Malala Yousafzai, una adolescente y activista paquistaní. Malala es conocida porque su militancia a favor de los derechos académicos de las mujeres musulmanas la llevó a estar al borde de la muerte en el año 2012 cuando un grupo talibán atentó contra su vida. Por su trabajo comunitario, ganó el Premio Nobel de la Paz en 2014 con apenas 17 años.

Mediante el uso de diferentes recursos visuales, el documentalista va desentrañando la vida de la joven y lo hace desde varias perspectivas. En este recorrido, su historia se pretende insertar en la historia política de su país de origen y en el contexto internacional en que éste se encuentra. También se subrayan algunos aspectos de su vida en el plano social: las amenazas de muerte; la publicación de su autobiografía; su tapa de la revista Time; sus discursos en distintas organizaciones internacionales y su premio Nobel. Pero también deja un lugar para desarrollar el aspecto íntimo de la adolescente: su relación con su padre (su máximo referente) y su estilo de vida, entre otros aspectos.
Es interesante ver cómo el entramado de esos distintos enfoques se va tejiendo mediante testimonios, animaciones y material de archivo. Hay que destacar esta estrategia narrativa. 
Si bien este documental parece sólo ofrecernos información acerca de la joven, uno no es insensible frente a la referencia a valores que subyacen a Malala y que la realidad actual (en cualquier parte del mundo) la pone siempre en la agenda pública. 
Repensar en temas como la cuestión de género, la difusión de los derechos humanos, la diversidad cultural, la igualdad social y política de la mujer frente al hombre, los estereotipos familiares, etc., permiten al espectador tomar real conciencia de la fuerza de una niña en romper ideológicamente los paradigmas de su país tan arraigados en la historia. También, y no es menor, reflejar ese contexto en el propio para verlo desde otra perspectiva. 
Sin otros aspectos cinematográficos que valorar, no creo que sea necesario recalcar el hecho de que existen distintas historias alrededor del mundo que pueden ser tomadas y difundidas. Hollywood a veces se permite estas "licencias". Mirar más allá de sus narices y reconocer algún otro en la vereda del frente resulta algo sano y debe ser incentivado. Y precisamente el género documental goza de todas las herramientas para que esa multiplicidad cultural latente en esa vereda pueda volverse algo palpable en las salas de los cines.


Crítica realizada por Leonardo Arce.




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