27 feb 2016

13 horas, los soldados secretos de Benghazi: Algo más de lo mismo

* *     REGULAR

Cuando fui al cine, entré a ver esta propuesta sin saber nada sobre los responsables de su producción. A medida que la trama fue desarrollándose, intuí la presencia del polémico Michael Bay. Muchos elementos me lo estaban indicando. Y así fue; los títulos finales lo confirmaron: Bay era el director de la cinta. Este realizador tiene un sello tan característico que se lo reconoce a lo lejos. Y lamentablemente, que él esté al frente de una película uno sabe a ciencia cierta de que lo que ofrecerá va a ser más de lo mismo de su inestable filmografía.
Protagonizada por James Badge Dale ("24"), John Krasinski ("The office") y Max Martini ("50 sombras de Grey"), entre otros, la película narra los hechos ocurridos en Libia en el año 2012, en plena guerra civil.
En la ciudad de Benghazi, el gobierno norteamericano instala una embajada y un puesto de la CIA. Cuando dichas instituciones son atacadas por grupos locales, seis soldados de élite tratarán de proteger la integridad física de los que allí trabajaban.
Cuando la historia tiene una base de hechos reales, hay mucho jugo para exprimir. No es el caso que se analiza. La trama transcurre por el lado de la explicitación del estereotipo básico y carente de contenido; es decir, los soldados que la "cancherean", las familias que quedaron allá lejos con esos hijos por nacer, el país musulmán terrorista y corrupto, la bandera norteamericana ondeando, el espíritu nacionalista a flor de piel, la operación de rescate de difícil realización, entre muchos más. A Bay le encanta exteriorizar ese sentimiento de pertenencia a todo lo relacionado a lo norteamericano y acá lo explicita impunemente. Pero en escasas ocasiones se detiene a ahondar en los aspectos emocionales de los personajes, en la intimidad y en sus tribulaciones. Toda la película se encuentra esquematizada y diseñada para tensionar mediante una edición extrema y escenas de alto impacto, pero no da lugar a la profundidad.
En relación a esto último, hay algo que resulta inaceptable. A esta altura de su carrera, a Bay no le interesa ni un poco en generar algo de buen cine. Sus últimas producciones revelan esa conducta. Es como si "13 horas" hubiese sido construida mediante escenas descartadas de "Transformers". Ese paralelismo no me lo pude sacar de la mente mientras veía la cinta. Todo es llevado a la máxima potencia: tantos tiros, explosiones y muertes, con planos aéreos e imágenes de cámaras nocturnas, etc., que apabulla, marea y disgusta. Por momentos, resultaba poco creíble y sin sentido. Bay se detiene sólo en el desarrollo visual (es su marca registrada) sin dar cuenta de la naturaleza real de la historia.
En resumen, Bay crea "milanesas con papas fritas" y "13 horas" es "milanesas con papas fritas". Es una lástima que un cineasta no logre reinventarse y aportar algo distinto, bueno o malo, pero diferente, fresco y renovado. Y uno al proyectar hacia el futuro, ve en la filmografía de Michael Bay más de lo que acá nos ha puesto en la pantalla. Sus fans seguramente lo disfrutarán; el resto, lo padecerá.

Crítica realizada por Leonardo Arce.



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