17 ene 2019

Glass: Un cierre de universos agridulce

* * *     BUENA

"Glass" es la esperada secuela que une los universos cinematográficos de los films "Split" y "Unbreakable" del irregluar director M. Night Shyamalan. Irregular porque en mi opinión nos ha dado algunos títulos que podrían colarse entre lo mejor del cine como por ejemplo "Sexto Sentido", pero también no ha dado ejemplares de lo peor como es el caso de "The Last Airbender". Entre medio hay varios títulos que se inclinan hacia un lado o el otro. Había hecho un buen regreso hace algunos años con los títulos "The Visit" y "Split", por lo cual se le abrió la oportunidad de llevar adelante una historia que uniría dos tramas con varias similitudes.
El resultado, si bien no es del todo malo, porque creo que "Glass" no es un mal entretenimiento, es decepcionante en el sentido de que no logra superar a ninguno de los dos trabajos en los que se basa, ni mejor que "Split", ni mejor que "Unbreakable". Esto podría considerarse otro nuevo tropiezo en la carrera de Shyamalan, aunque en una medida mucho menor que otros trabajos anteriores. Y digo tropiezo porque nadie arma una secuela de mayor presupueto, que une universos, pensando que será inferior a los títulos originales. Lamentablemente esta película termina siendo menor. La trama se enfoca en los dos archienemigos que vimos en "Unbreakable", David Dunn (Bruce Willis) y Elijah Price (Samuel L. Jackson), y en Kevin Wendell Crumb (James McAvoy) de "Split". Los tres personajes son detenidos y encerrados en un hospital psiquiátrico para ser curados por la Dra. Ellie Staple (Sarah Paulson), que está segura de que los tres tienen un trastorno psiquiátrico que los hace creerse superhéroes. Como imaginarán, las cosas no suceden según lo planeado y se arma un motín que desenmascarará varios secretos de los protagonistas. 
Creo que la película comienza bastante bien, introduciéndonos en el presente de cada uno de los personajes. La primera parte es dinámica y emocionante porque volvemos a ver a David, Elijah y Kevin (son varias de sus personalidades). Todo parece marchar bien al estilo Shyamalan en "Sexto Sentido" o "Señales", hasta que comienza el tratamiento de la doctora con los tres pacientes. Acá la cosa se empieza a poner rara en un sentido no tan bueno, raro al estilo Shyamalan en "La dama del agua". Hay varias escenas que no llevan a ningún lado, que son demasiado explicativas y que no sorprenden. La vuelta de tuerca final es agridulce, ya que un aspecto de la misma es interesante y llega a tocar la fibra de los que seguimos y nos gustaron las películas bases, pero por otro lado devela un master plan que resulta bastante tonto e inverosímil. No llega a cubrir las altas expectativas que había creado. Le faltó ambición y pasión al final. Se sintió como una secuela que debió hacer y no como una continuación que quiso hacer. Es entretenida, pero no es todo lo genial que esperábamos.



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