29 nov 2015

Regreso a casa: Recuerdos que se borran

* * * *  MUY BUENA

Zhang Yimou es un director chino que conocemos gracias a dos películas épicas: "La casa de las dagas voladoras" (2004) y "La maldición de la flor dorada" (2006). En "Regreso a casa", película estrenada en el 2014 pero llegada en 2015 a Argentina, deja de lado las artes marciales y toda esa estética exquisita y altamente atractiva desde lo visual para recuperar otros conceptos. El director se permite tomar distancia de las grandes producciones de corte histórico y se centra una cinta más profunda, con énfasis en las actuaciones y en los fuertes climas dramáticos. Quizás el mayor mérito de esta propuesta radica en una trama familiar descarnada que se enmarca en el fenómeno socio-político más trascendental en la historia contemporánea de China: la revolución cultural.

La historia transcurre en la década de 1970. Lu Yanshi (Chen Daoming) y Feng Wanyu (Gong Li) son una pareja. Lu es un crítico exacerbado al nuevo régimen impuesto por la revolución cultural china y eso traerá consecuencias a todo su entorno. Obligado a separarse de su familia, es arrestado y enviado a un campo de trabajo como preso político. Liberado cuando termina la revolución, regresa a su casa pero no todo será como antes. Su esposa padece de amnesia y no logra reconocerlo. Mientras intenta recomponer su relación con su hija, Lu debe convivir con esa esposa que aún espera el regreso de su marido, sin saber que lo tiene al lado.
Es interesante ver cómo los hechos sociales y culturales pueden determinar la vida de las personas. Esta variable se ve bien reflejada en esta cinta: mientras la revolución cultural se va desarrollando, la vida de los personajes la acompañan y es moldeada por ella, con todo lo que ello implica. A pesar de ello, la trama no se pierde en ese contexto general sino que sólo lo toma de referencia. En ningún momento se pierde de vista que es una historia de reencuentros, de amor, de pertenencia y de reconocimientos de una familia que padece los avatares de la historia y que debe convivir con las heridas que ésta ha dejado. 
El espectador no puede mantenerse neutral: la carga emotiva del filme lo logra cautivar y movilizar pero sin inclinarse a los extremos. Es drama en la justa medida y en la medida de lo necesario para lo que se pretende contar. Y esto es mérito exclusivo del director que supo captar esta esencia y respetarla. Esos climas son propiciados gracias a un diseño de producción sencillo pero muy bien realizado que sirve de marco, en el que es válido destacar el trabajo impecable de fotografía que realza cada cuadro. El buen uso que se le da al apartado musical es algo que también debe ser subrayado: no sólo que acompaña cada escena a punto de ser, en muchas ocasiones, protagonista sino que oficia de vehículo para esas emociones. Gong Li, actriz china que supimos ver también en la recodada cinta de Rob Marshall, "Memorias de una Geisha" (2005), da una interpretación excepcional. A mí me ha cautivado: desde sus gestos hasta sus profundas miradas y expresiones faciales. Crea momentos verdaderamente únicos.
En definitiva, "Regreso a casa" es de esas películas que llegaron a las salas de nuestro país casi de casualidad pero que se haya exhibido es un detalle no menor. Cuando un drama penetra en lo más profundo de los sentimientos de un espectador es algo que se agradece. En medio de tantas propuestas que apelan al "gatillo fácil emotivo", la emoción genuina es memorable.


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