21 nov 2013

Una segunda oportunidad: Batalla a la soledad

* * * *  MUY BUENA

Una entretenida comedia romántica que brilla, no tan solo por la inteligencia que se despliega en el desarrollo de la historia, sino también por ser una de las últimas películas filmadas por James Gandolfini antes de su inesperada muerte.
Protagonizada por Julia Louis-Dreyfus, una talentosa actriz de la televisión norteamericana, quien se encarga de darle vida a Eva: una masajista divorciada que vive con su hija quien está a punto de irse a la Universidad. El papel que asume Julia le ha valido una nominación a los premios Globo de Oro entregados recientemente, en la categoría de Mejor Actriz de Comedia. No hay dudas de que Eva es “el personaje” de la cinta y sobre ella pesan los momentos más gratos de la trama: fresca, querible y divertida, sus días transcurren entre el hecho de que no consigue a nadie interesante con quién compartir su vida y la idea de una soledad implacable que llegará luego de la partida de su hija.
El modo en que Eva batallará a esa soledad que la acecha es el punto central de la trama porque dos personajes llegarán a su vida: Albert (James Gandolfini), un simpático empleado de una biblioteca de televisión y Marianne (Catherine Keener), una afamada poetisa. Eva pronto trabará una relación amorosa con Albert a medida de que se acerca amistosamente a Marianne. El destino le hará una mala jugada cuando se entere de que ambos habían estado casados.
El guión tiene diálogos muy bien construidos que dan espacio suficiente para que cada actor pueda recrear a su personaje y dotarlos de toda esa amplia variedad de características que los enriquecen. Pero más allá de esto, la trama está planteada de modo tal que los acontecimientos, enredos y las formas en que son resueltos están unidos bajo un hilo conductor que en ningún momento se tensa para precipitar nada. Todo transcurre de forma natural, sin demasiada prisa pero con cierta agilidad y con guiños atractivos, cómicos e inesperados que importan desafíos para nuestros personajes. El final que la cinta nos ofrece se aleja del concepto facilista que dice: “y vivieron felices para siempre”. La historia se encarga de que el final de la película sea un nuevo comienzo para nuestros personajes. Y eso me gusta.
James Gandolfini nos ofrece una actuación fantástica y muestra dotes actorales distintos de aquellos con los que hizo gala en su papel ícono: Tony Soprano. James brilla junto a Julia y la hace brillar, formando un binomio atípico que genera una empatía instantánea en el público. No se trata de dos actores jóvenes del momento que son puestos detrás de un par de frases angustiosas rodeadas de besos y nada más. Son dos actores adultos que recrean una historia madura e inteligente. Eso ya es decir mucho. Por último, no hay que olvidarse de las actuaciones de las nominadas al Oscar, Toni Collette ("Sexto Sentido") y Catherine Keener ("¿Quieres ser John Malkovich?"), quienes asumen roles secundarios y muy bien planteados.
No soy fanático de las comedias románticas. Es más, muchas veces no puedo ocultar mi desdén por este subgénero del cine pochoclero. Pero me encanta verme derrotado cuando todos mis prejuicios caen al suelo frente a un buen espécimen de aquel. Esta película tuvo la fuerza suficiente para encontrarme a mí mismo riéndome en muchas ocasiones (y eso es un síntoma muy bueno). Quiero más sorpresas de esta naturaleza; muchas más.

Crítica realizada por Leo Arce



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