15 sept 2013

Cacería macabra: ¿Los cazadores cazados por su presa?

* * *     BUENA

Personas atrapadas en una desvencijada casona, asesinos psicópatas que matan por el sólo hecho de matar, la infaltable “tonta” que se escapa de la casa para terminar asesinada en otra casa cuya puerta no se abrió, búsquedas a oscuras que terminan con una mano que te toma el hombro para asustar con el famoso “chan” como sonido en la escena, etc. Esto es sólo una enumeración de elementos repetitivos y clásicos explotados hasta el hartazgo en un agotado género que no produce nada nuevo. Aun así, estos ingredientes se reunen nuevamente y conforman la receta de “Cacería Macabra”. Oriunda del cine independiente, es una más de terror. Pero hay algo que la hace interesante y que, por pequeños lapsos, la muestran como un producto que ofrece nuevas aristas argumentales.
La historia se centra en los Davison, un matrimonio consolidado, que arriban a su antigua casona de campo (adquirida recientemente). Familia ejemplar y perfecta, deciden convocar a sus cuatro hijos con sus respectivas parejas a los fines de celebrar su aniversario de casamiento. El plan era realizar una reunión familiar en aquella casa. Pero los años parecen haber menguado la perfección de aquella familia cuando dos de sus hijos comienzan a sacarse antiguos “trapitos al sol” en plena celebración. Y esa misma perfección se desmorona cuando comienza un despiadado ataque a cargo de un siniestro grupo de psicópatas que usan máscaras de animales, con el objetivo de exterminar a todos los miembros de la familia. Atrapados en la casona, sin comunicación alguna con el exterior, sin comprender los motivos del ataque y sin saber si los asesinos están dentro o fuera de la casa, la familia intentará sobrevivir gracias al valor y la pericia de la novia de uno de los hijos de los Davison, una mujer que resulta dura de matar. 
No hay que olvidarse que esta película no deja nada nuevo para valorar. Pero sí tiene un par de puntos que merecen ser resaltados. El primero de ellos: el trasfondo social y familiar. A modo de presentación, el guión deja de manifiesto ciertas fisuras y roces entre los miembros de una familia de clase alta y adinerada que se contraponen a la imagen de felicidad y armonía que pretenden sostener el matrimonio. Esa situación será vital para el desenlace de la historia. Quizás la escena peca de cierto grado de previsibilidad (hay que ver si el espectador descubre el contenido de esa previsibilidad), pero ello no deja de ser un aporte inquietante a la historia. 
El segundo punto a tener en cuenta: la heroína. La actriz australiana Sharni Vinson interpreta a la novia de uno de los hijos de los Davison, quien se pone los pantalones en la supervivencia. Lo atractivo de este personaje es que resulta ser más sanguinaria que los mismísimos enmascarados: da más miedo la buena que los malos. Y esto resulta ser una feliz contrariedad, en la que los asesinos (paladines del terror) flaquean ante un temor inspirado por una joven y aguerrida víctima. En algunas ocasiones, resultaban poco creíbles las ideas que instrumentaba para proteger a la familia; era como una copia terrorífica de nuestro querido y simpático Kevin de “Mi Pobre Angelito”. Me he reído bastante cuando mi mente trazó ese paralelismo.
Más allá de los muchos puntos negativos y de los pocos puntos positivos que posee, nos encontramos ante una película que puede disfrutarse con independencia de la ausencia de ese ingrediente que implique una bocanada de aire fresco al género. En términos generales, la historia resulta aceptable. Sólo espero que los codiciosos productores no vean a esta película como el inicio de una nueva franquicia. Chicos, por favor, no da.

Crítica realizada por Leo Arce



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