24 mar 2013

Una pistola en cada mano: La efectividad de la historias pequeñas


* * * *  MUY BUENA

No solemos encontrar mucho cine que se centre en las problemáticas internas de los hombres. Los pocos casos hacen referencia a sexo, mujeres, fútbol y alcohol. Sólo ofician como meros conductos que introducen los conflictos femeninos en el marco de las relaciones interpersonales que se ventilan en la gran pantalla.
“Una pistola en cada mano” viene a romper este esquema y lo interesante de esta cinta no es en sí la ruptura, sino el modo en que lo hace. El cineasta español Sesc Gay nos propone seis historias protagonizadas por ocho hombres en la madurez plena de sus vidas. Una especie de catálogo de cortometrajes que retratan distintos aspectos de las relaciones humanas: un hombre deprimido que se refugia en un par de sesiones con su psicólogo para superar sus conflictos; un hombre que se siente fracasado y sólo tiene en su vida la compañía de su gato, un hombre que intenta recuperar a su esposa luego de un divorcio amigable; un hombre que se cuestiona las causas de la infidelidad de su esposa; un hombre que busca la satisfacción de sus bajos instintos en su compañera de trabajo que apenas conoce; y dos hombres que descubren recíprocamente sus secretos más íntimos luego de profundas conversaciones con las esposas de cada uno de ellos.
Seis historias pequeñas que el director las eleva con gran atino tras una selección impecable del reparto. Ricardo Darín sigue dando muestras de su calidad como intérprete, así como Eduardo Noriega y Leonardo Sbaraglia logran cumplir (y mucho) con sus papeles. Grandes escenas nos regalan Luis Tossar y Javier Cámara, quien le proporciona al espectador los mejores momentos de la película. Párrafo aparte merece las interpretaciones femeninas, entre las que destaco el formidable trabajo de Candela Peña y de Clara Segura.
“Los cuernos no se ven pero pesan mucho”; “Yo no iba a decirte nada de todo esto pero el camarero del bar donde me emborracho cada noche me ha obligado”; “¿Una disfunción eréctil? ¿Dónde?”. Éstas constituyen una muestra del universo de frases que el guión posee; un reflejo del modo en que se ha encarado la construcción de cada historia. Partiendo desde el humor en algunos casos y desde la seriedad en otros, se van desarrollando situaciones un tanto inesperadas que permiten desenlaces que invitan a la reflexión. Se trata de un humor empleado en la medida pertinente. Y en este sentido, el guión cumple, y con creces.
Un pequeño detalle para remarcar (sólo es un gusto netamente personal): me hubiese gustado una vinculación más fuerte entre las historias, sin que ese nexo sea un impedimento a la hora de reconocer la independencia de cada una de ellas.
Celebro encontrar estas pequeñas historias que permiten la reflexión a través de la clave del humor. Recomendable para todos aquellos que se predispongan a divertirse porque, seguramente, un par de sonrisas les va a robar.

Crítica realizada por Leonardo Arce, gran amante del cine y amigo de la casa.



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