* * * * MUY BUENA
Jaume Balagueró y Paco Plaza han sido los creadores de la saga de terror más exitosa que el cine español ha sabido dar. Comenzó en 2007 cuando “[REC]” logró aterrar a los espectadores con la historia de una periodista que documenta con una grabadora los avatares que vive junto a un grupo de bomberos en un edificio de Barcelona asolado por zombies. Estos ingredientes finamente conjugados dieron origen a una secuela: “[REC] 2” (2009), y a una precuela: “[REC] 3: Génesis” (2012).
La cuarta entrega viene con dos objetivos: la primera es aportar un digno final para una saga de gran aceptación; y la segunda, tratar de darle un toque de coherencia a la saga. Porque las dos primeras entregas eran exponentes de terror, en tanto que la tercera se vuelca hacia la comedia negra y bizarra. Con ese cambio de género, la cuarta parte debería resolver la incongruencia producida por ese “hibrido” que fue “[REC] 3: Génesis”. Creo que la película cumplió con lo que debía cumplir: mantener en vilo al espectador, originar situaciones aterradoras con solvencia, proveer de esos vuelcos que aclaran los grises que se van presentando desde el inicio de la trama y dejar un pequeño orificio que podrían transformarse en puertas para futuras nuevas entregas.
La cinta retoma los sucesos producidos en las dos primeras entregas. La periodista Ángela es rescatada del edificio de Barcelona y puesta en cuarentena en un barco en alta mar junto a una tripulación que también estuvo expuesta a las eventuales infecciones producidas por el contacto con aquellos zombies. Cuando comienza a saberse de la existencia de un laboratorio secreto que busca el origen del virus, el terror nuevamente se desata; esta vez, con mayor violencia y con casi nulas posibilidades de supervivencia.
En cuanto a lo estético, la cinta logra producir esa sensación de claustrofobia y miedo psicológico. El diseño de los laberínticos pasillos del buque, el trabajo fotográfico realizado, el logrado maquillaje de los zombies y el montaje creado, se vinculan de manera tal que le permite al director crear situaciones de las más variadas: el terror, la duda, la desconfianza y el instinto de supervivencia. Poner a los personajes en circunstancias extremas, con pocas herramientas de defensas y con peligros en cada esquina, resultó ser algo interesante a la vista. Pero nada de esto hubiese sido posible sin un sólido elenco que hiciera verosímil todo lo que transcurría en la pantalla. Pulgares arriba para ese trabajo coral.
Repito que el cine de terror no es de mi predilección, pero “[REC] 4” me fue agradable de ver y algo generó en mí, como por ejemplo: darle un martillo de mi caja de herramientas a la protagonista para que asegurara su defensa personal. Con un más que buen final que le da un cierre “provisorio” a la saga, queda una duda gravitando: ¿el virus pudo haber sobrevivido en alta mar? Y si sobrevivió: ¿qué consecuencias pudo haber producido? Eso es algo que solamente Jaume Balagueró y Paco Plaza saben. Y pronto lo sabremos todos. Porque el botón [REC] quedó habilitado para ser presionado en cualquier momento.
Crítica realizada por Leo Arce.
La cuarta entrega viene con dos objetivos: la primera es aportar un digno final para una saga de gran aceptación; y la segunda, tratar de darle un toque de coherencia a la saga. Porque las dos primeras entregas eran exponentes de terror, en tanto que la tercera se vuelca hacia la comedia negra y bizarra. Con ese cambio de género, la cuarta parte debería resolver la incongruencia producida por ese “hibrido” que fue “[REC] 3: Génesis”. Creo que la película cumplió con lo que debía cumplir: mantener en vilo al espectador, originar situaciones aterradoras con solvencia, proveer de esos vuelcos que aclaran los grises que se van presentando desde el inicio de la trama y dejar un pequeño orificio que podrían transformarse en puertas para futuras nuevas entregas.
La cinta retoma los sucesos producidos en las dos primeras entregas. La periodista Ángela es rescatada del edificio de Barcelona y puesta en cuarentena en un barco en alta mar junto a una tripulación que también estuvo expuesta a las eventuales infecciones producidas por el contacto con aquellos zombies. Cuando comienza a saberse de la existencia de un laboratorio secreto que busca el origen del virus, el terror nuevamente se desata; esta vez, con mayor violencia y con casi nulas posibilidades de supervivencia.
En cuanto a lo estético, la cinta logra producir esa sensación de claustrofobia y miedo psicológico. El diseño de los laberínticos pasillos del buque, el trabajo fotográfico realizado, el logrado maquillaje de los zombies y el montaje creado, se vinculan de manera tal que le permite al director crear situaciones de las más variadas: el terror, la duda, la desconfianza y el instinto de supervivencia. Poner a los personajes en circunstancias extremas, con pocas herramientas de defensas y con peligros en cada esquina, resultó ser algo interesante a la vista. Pero nada de esto hubiese sido posible sin un sólido elenco que hiciera verosímil todo lo que transcurría en la pantalla. Pulgares arriba para ese trabajo coral.
Repito que el cine de terror no es de mi predilección, pero “[REC] 4” me fue agradable de ver y algo generó en mí, como por ejemplo: darle un martillo de mi caja de herramientas a la protagonista para que asegurara su defensa personal. Con un más que buen final que le da un cierre “provisorio” a la saga, queda una duda gravitando: ¿el virus pudo haber sobrevivido en alta mar? Y si sobrevivió: ¿qué consecuencias pudo haber producido? Eso es algo que solamente Jaume Balagueró y Paco Plaza saben. Y pronto lo sabremos todos. Porque el botón [REC] quedó habilitado para ser presionado en cualquier momento.
Crítica realizada por Leo Arce.
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