* * REGULAR
Lamentablemente el nuevo trabajo del director alemán Oliver Hirschbiegel ("La Caída", "El Experimento", "Invasión") resultó en una película desabrida que le quedó demasiada chica para la figura de una mujer tan popular y enigmática como fue Diana Spencer.
En primer lugar, al relato le falta corazón, o al menos eso se percibe. La narración se torna pesada y plana, sumiendo al espectador en un estado de aburrimiento atroz. Es duro decir esto, porque personalmente me gustan bastante los trabajos de Hirschbiegel y mi imagen de Lady D era mucho más poderosa de lo que pude ver en esta cinta. Acá la muestran media tontona, inmadura, superficial, nada que ver con lo que uno puede imaginarse que era en su vida privada. Por momentos parecía necesitada, como caliente con el doctor con el que supuestamente tuvo un affair secreto, enamoradiza en el mal sentido... no me gustó.
En segundo lugar, Naomi Watts es una actriz que suelo bancar a muerte, pero acá no hace un buen trabajo. Sí, se aprendió algunos gestos característicos de Diana, pero nunca uno se llega a creer que está frente a la princesa revivida. En todo momento vemos a una actriz tratando de convencernos que es el personaje, cuando esto en realidad debería darse de manera más natural.
Por último, nos presentan una historia de amor secreta entre la figura principal y el médico Hasnat Khan, algo que nunca se validó del todo y que le quita fiabilidad a lo que estamos viendo. Más allá de esto, que siendo verdadero o no podría haber funcionado con otro tratamiento narrativo, el amorío se plantea de manera infantil, casi adolescente e insufrible, asemejando por momentos la dinámica a un drama teen de poca monta.
Creo que los verdaderos seguidores de Diana Spencer no quedarán satisfechos con esta puesta, como tampoco lo estarán los amantes de buenas historias. Quizás los incondicionales de los culebrones de amor se la banquen, pero en general, no es un buen producto.