* * * * MUY BUENA
“Vino par Robar” es una de esas perlitas con las que de vez en cuando el cine nacional gratamente nos sorprende. Estamos ante una buena historia, acompañada de un buen modo de contarla, que se apoya en una excelente composición de su elenco y en el marco de una buena producción.
La historia se centra en Sebastián (Daniel Hendler), quien intenta robar una importante pieza de arte de un museo. Allí conoce a Mariana (Valeria Bertuccelli), sin saber que ella se le anticipó en ese robo. En la búsqueda de esa pieza, Sebastián se dirige a Mendoza y, tras una serie de enredos, termina involucrado en una misión que le salvaría su vida: el robo de una valiosa y única botella de vino Malbec de Burdeos de mediados del siglo XIX para Basile (Juan Leyrado), un coleccionista. Se trata de una bebida perteneciente a la mesa de Napoleón Bonaparte y es considerada como uno de los mejores vinos del mundo. El problema es que se encuentra custodiada en la bóveda de un banco, bajo un fuerte sistema de seguridad. Las circunstancias obligan a Sebastián a aliarse profesionalmente con Mariana para llevar a buen puerto esa tarea.
El guión tiene situaciones inesperadas, vuelcos interesantes y giros ocurrentes, mezclando el género policial con un toque de espionaje y buenas dosis de comedia. No es común esta fusión de elementos en el cine nacional pero ha dado muy buenos resultados, pese a no contar una historia compleja. Esto es apoyado por el correcto trabajo del director Ariel Winograd, quien utiliza un ritmo uniforme para presentar y desarrollar la trama de un modo divertido, elegante y coherente, que la sostiene arriba en la hora y media de duración y que mantiene al espectador inmerso en la historia. Creo que merece ser valorados estos pequeños intentos de originar nuevos caminos y modos de encauzar historias.
Destaco el desempeño del elenco, que funciona porque los actores principales brillan y porque hay un soporte de actores secundarios que ingresan a la trama en la justa medida. Daniel Hendler y Valeria Bertuccelli hace gala de sus talentos en sus intervenciones individuales, las que terminan potenciándose gracias a la química que logran y que desborda la pantalla. Lo completa un interesante abanico de personajes secundarios con un amplio abanico de características: un oscuro malvado, un dubitativo investigador y un gracioso hacker, papeles a cargo de Juan Leyrado, Pablo Rago y Martín Piroyansky. También merece un resaltado su impecable realización: una fotografía loable que pinta al óleo los bellos paisajes de nuestra Mendoza, una bella dirección de arte, una música que va por todos los estilos y que no por ello cede coherencia, y un muy buen sonido.
Me vino a la mente la película inglesa “La parte de los ángeles” en donde un grupo de jóvenes tiene como misión robar una valiosa botella de whisky. Pero, a diferencia de ella, esta película no desarrolla la mística y los secretos que hay detrás de las bondades de la bebida de Baco, salvo en breves referencias. Sin embargo, el vino resulta ser un buen disparador para una historia que entretiene, y mucho. Es por esa razón que esta película no vino para robar nada, sino que vino para regalar un grato momento cinematográfico. Y eso merece ser celebrado.
Crítica realizada por Leo Arce