* * * * MUY BUENA
Tarantino finalmente estrenó su nueva película "The Hateful Eight", que recordemos estuvo en peligro de no ser realizada debido a una filtración del guión original del escritor y cineasta. Por suerte se hicieron algunos cambios que dejaron contento y motivado a Quentin para retomarla.
En esta ocasión nos trae otra de esas tramas violentas que tanto le gustan, de personajes tan atractivos como repulsivos que se ven envueltos en una encrucijada que los enfrenta. La locación tiene lugar en el crudo invierno del lejano oeste en lo que aparenta ser fines del siglo XIX.
Un conocido caza recompensas llamado John Ruth (Kurt Russell) está viajando hacia el pueblo más cercano para entregar a la horca a la forajida Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh) y poder cobrar la recompensa que ofrecen por la entrega con vida de la misma.
En el camino se cruza con un viejo conocido, el Mayor Marquis Warren (Samuel L. Jackson) que le solicita transporte hacia el mismo pueblo para transportar también a forajidos pero que ya están muertos. Por otro lado, también se cruza con el nuevo sheriff del pueblo, Chris Mannix (Walton Goggis) a quien no quiere llevar, pero se ve de cierta manera comprometido a hacerlo ya que éste es quien autorizará su pago en destino. Como parada obligatoria tienen una taberna intermedia en la que deben pasar la noche junto a otros cuatro personajes bastante coloridos, el mexicano Bob (Demián Bichir), el verdugo Oswaldo Mobray (Tim Roth), el misterioso Joe Gage (Michael Madsen) y el viejo General Sandy Smithers (Bruce Dern). Como se imaginarán, la convivencia no va a ser tranquila, sobre todo cuando descubren que hay uno de ellos que nos es quien dice ser. La maldad inherente de cada personaje junto a la creciente desconfianza hacia sus compañeros de estadía, desatarán un infierno psicológico y corporal que llegará hasta puntos de violencia muy disfrutables.
Tarantino arma una historia que si bien es menos intrincada y compleja que varios de sus títulos anteriores, resulta muy atractiva, más que nada por sus personajes, criaturas de la excentricidad y la bajeza que despiertan nuestro lado más morbo. Por supuesto existe una historia central que une a todos esos personajes y que Tarantino se encarga de develarnosla a cuenta gotas para que el momento de clímax se viva con más intensidad. Creo que nos la puso un tanto más fácil que en otras películas y el desarrollo futuro se puede ir intuyendo a medida que pasa el metraje. Podríamos decir que le faltó un poco más de complejidad para llevarnos al desenlace final. De todas maneras el camino que construye hacia ese desenlace es atractivo y permite que disfrutemos de un buen momento cinéfilo, con interpretaciones muy buenas. Para remarcar también la colaboración del gran Ennio Morricone que vuelve una vez más a musicalizar de manera magistral un western.
Una nueva entrega cinematográficas de uno de los directores más originales y respetados, que si bien no es de lo mejor que hemos visto de su repertorio, cumple con el objetivo de brindar buen cine y entretener una vez más a sus seguidores.
En esta ocasión nos trae otra de esas tramas violentas que tanto le gustan, de personajes tan atractivos como repulsivos que se ven envueltos en una encrucijada que los enfrenta. La locación tiene lugar en el crudo invierno del lejano oeste en lo que aparenta ser fines del siglo XIX.
Un conocido caza recompensas llamado John Ruth (Kurt Russell) está viajando hacia el pueblo más cercano para entregar a la horca a la forajida Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh) y poder cobrar la recompensa que ofrecen por la entrega con vida de la misma.
En el camino se cruza con un viejo conocido, el Mayor Marquis Warren (Samuel L. Jackson) que le solicita transporte hacia el mismo pueblo para transportar también a forajidos pero que ya están muertos. Por otro lado, también se cruza con el nuevo sheriff del pueblo, Chris Mannix (Walton Goggis) a quien no quiere llevar, pero se ve de cierta manera comprometido a hacerlo ya que éste es quien autorizará su pago en destino. Como parada obligatoria tienen una taberna intermedia en la que deben pasar la noche junto a otros cuatro personajes bastante coloridos, el mexicano Bob (Demián Bichir), el verdugo Oswaldo Mobray (Tim Roth), el misterioso Joe Gage (Michael Madsen) y el viejo General Sandy Smithers (Bruce Dern). Como se imaginarán, la convivencia no va a ser tranquila, sobre todo cuando descubren que hay uno de ellos que nos es quien dice ser. La maldad inherente de cada personaje junto a la creciente desconfianza hacia sus compañeros de estadía, desatarán un infierno psicológico y corporal que llegará hasta puntos de violencia muy disfrutables.
Tarantino arma una historia que si bien es menos intrincada y compleja que varios de sus títulos anteriores, resulta muy atractiva, más que nada por sus personajes, criaturas de la excentricidad y la bajeza que despiertan nuestro lado más morbo. Por supuesto existe una historia central que une a todos esos personajes y que Tarantino se encarga de develarnosla a cuenta gotas para que el momento de clímax se viva con más intensidad. Creo que nos la puso un tanto más fácil que en otras películas y el desarrollo futuro se puede ir intuyendo a medida que pasa el metraje. Podríamos decir que le faltó un poco más de complejidad para llevarnos al desenlace final. De todas maneras el camino que construye hacia ese desenlace es atractivo y permite que disfrutemos de un buen momento cinéfilo, con interpretaciones muy buenas. Para remarcar también la colaboración del gran Ennio Morricone que vuelve una vez más a musicalizar de manera magistral un western.
Una nueva entrega cinematográficas de uno de los directores más originales y respetados, que si bien no es de lo mejor que hemos visto de su repertorio, cumple con el objetivo de brindar buen cine y entretener una vez más a sus seguidores.
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