* * REGULAR
Está "científicamente comprobado" que contar con numerosas estrellas en un elenco no garantiza el éxito de una película. "Navidad con los Cooper" es otro claro ejemplo de desperdicio de talento y pone en evidencia que la inexistencia de solidez en la trama hace imposible que el elenco brille. Pretender pilotear una película sólo mediante el prestigio de sus actores es algo bastante mediocre; incluso, no aporta nada a sus carreras. Sin embargo, no hay cosa mejor que evocar la mística navideña para reclutar grandes actores y ponerlos en pantalla en una comedia ligera y carente de sustento.
Trazando varias líneas argumentales que protagonizan los distintos miembros de la familia Cooper, todo aspira a converger para resaltar varias problemáticas que son comunes a la festividad y a las reuniones familiares: las discusiones, la falta de comunicación, la difícil convivencia, los traumas personales, etc. Nada de lo que muestran en pantalla es nuevo; muchas películas familiares han sabido exprimir esos conceptos y esta cinta es un intento más de ello. Aunque siempre el espíritu navideño está presente para poner paños fríos a las situaciones y darnos un claro mensaje: el poder reside en la unión familiar. Y un final feliz; esa es la vida norteamericana que se nos pretende enrostrar: la reunión de una familia que aspira a ser disfuncional pero que resulta ser cotidianamente tan tradicional.
Un elenco tan heterogéneo en edades que permite que todo público pueda llegar a conocer es el estandarte de la cinta. El abuelo está a cargo de Alan Arkin ("Pequeña Miss Sunshine"), los esposos son recreados por Diane Keaton ("El Padrino") y John Goodman ("El Artista"), la tía es encarnada por Marisa Tomei ("Mi primo Vinny") y los hijos en la piel de Ed Helms ("¿Qué pasó ayer?") y Olivia Wilde ("Her"), aparte de otros actores como Amanda Seyfried ("Los Miserables") y Anthony Mackie ("Capitán América y el Soldado del Invierno"). ¡Qué nombres; qué figuras! En otra reseña resaltaba los esfuerzos en sostener la trama mediante las actuaciones: por más excelentes que sean las figuras, poco pueden hacer sin una historia que les permitan explotar a fondo sus talentos. Son actores; no magos. Sin embargo, son tan grosos que hacen lo máximo para cumplir.
La directora Jessie Nelson, responsable de la recordada "Mi Nombre es Sam" (2001) suaviza un poco su visión y nos propone esto. Como comedia para un fin de semana está muy bien, pero es otra oportunidad desperdiciada para ofrecer algo más interesante, siendo que cuenta con un elenco de lujo.
Crítica realizada por Leonardo Arce.
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