* * * BUENA
"My old lady" es la adaptación de una obra teatral del mismo nombre que fue escrita por Israel Horovitz, dramaturgo que aquí también oficia de director y guionista. Él mismo adaptó su obra de teatro a la dinámica del cine y los resultados son bastante aceptables.
La propuesta es un drama-comedia romántica, tirando más a este último género, que nos ofrece la historia de tres personas relacionadas y marcadas por errores del pasado. Mathias (un muy compuesto Kevin Kline) es una americano cercano a la tercera edad que tiene poco de qué estar orgulloso en su vida. Se ha divorciado 3 veces, está en banca rota, no tiene hijos y tuvo una infancia muy difícil. Cuando muere su padre se entera que le ha dejado de herencia un exclusivo departamento en París con el cual puede llegar a solucionar sus problemas económicos.
Cuando llega a París, se encuentra que el departamento está habitado por Mathilde Girard (la siempre efectiva Maggie Smith) y su hija Chloé Girard (la siempre grata Kristin Scott Thomas), a quienes no sólo no puede echar, sino que debe abonarles una renta mensual de $2.400 euros hasta que la copropietaria (Mathilde) fallezca, todo esto bajo la figura legal de usufructo vitalicio. En esta extraña convivencia que se da entre los tres personajes, se van develando secretos familiares dolorosos que marcaron sus vidas. Es acá cuando hace su aparición el drama de la historia. ¿Cuál es el secreto? Mathilde fue la amante del padre de Mathias por décadas siendo que ambos estaban casados con otras personas a las que cuernearon como unos campeones. Esto derivó en que el protagonista creciera con un padre ausente, que Chloé hiciera la vista gorda y enterrara el dolor de ver como su padre sufría los cuernos conscientemente y que Mathilde se convirtiera en una destructora de familias.
En tono de comedia el 70% del metraje, Horovitz aborda temas delicados como la infancia, la infelicidad, las relaciones amorosas y el destino. Sorprendentemente, logra salir airoso y une todos estos temas en una trama que si bien no es la más atractiva, mantiene al espectador interesado. El trabajo de los tres protagonistas es muy importante, ya que le aportan altura y calidad a personajes que de no ser bien retratados, podrían causar rechazo y quedar muy desdibujados en una historia que pretende redimirlos.
Creo que lo teatral se nota bastante y eso no es tan bueno. Es decir, se puede dilucidar que la historia está mas pensada para teatro que para cine y que seguramente la dinámica debe funcionar mejor en ese ámbito donde la historia y los actores se pueden permitir ser más libres y exagerados.
Por último la temática de la trama no es tan fácil de digerir, sobre todo el desenlace que se produce hacia el final de la película, lo que hace que el público que puede disfrutarla a pleno sea más reducido de lo normal.
En conclusión diría que es una buena adaptación al cine, que aborda temas pesados acolchonados por el tono humorístico y que cuenta con un trío de buenos actores. No es la película más carismática, ni atractiva, ni reveladora que vas a ver, pero merece una mirada.
La propuesta es un drama-comedia romántica, tirando más a este último género, que nos ofrece la historia de tres personas relacionadas y marcadas por errores del pasado. Mathias (un muy compuesto Kevin Kline) es una americano cercano a la tercera edad que tiene poco de qué estar orgulloso en su vida. Se ha divorciado 3 veces, está en banca rota, no tiene hijos y tuvo una infancia muy difícil. Cuando muere su padre se entera que le ha dejado de herencia un exclusivo departamento en París con el cual puede llegar a solucionar sus problemas económicos.
Cuando llega a París, se encuentra que el departamento está habitado por Mathilde Girard (la siempre efectiva Maggie Smith) y su hija Chloé Girard (la siempre grata Kristin Scott Thomas), a quienes no sólo no puede echar, sino que debe abonarles una renta mensual de $2.400 euros hasta que la copropietaria (Mathilde) fallezca, todo esto bajo la figura legal de usufructo vitalicio. En esta extraña convivencia que se da entre los tres personajes, se van develando secretos familiares dolorosos que marcaron sus vidas. Es acá cuando hace su aparición el drama de la historia. ¿Cuál es el secreto? Mathilde fue la amante del padre de Mathias por décadas siendo que ambos estaban casados con otras personas a las que cuernearon como unos campeones. Esto derivó en que el protagonista creciera con un padre ausente, que Chloé hiciera la vista gorda y enterrara el dolor de ver como su padre sufría los cuernos conscientemente y que Mathilde se convirtiera en una destructora de familias.
En tono de comedia el 70% del metraje, Horovitz aborda temas delicados como la infancia, la infelicidad, las relaciones amorosas y el destino. Sorprendentemente, logra salir airoso y une todos estos temas en una trama que si bien no es la más atractiva, mantiene al espectador interesado. El trabajo de los tres protagonistas es muy importante, ya que le aportan altura y calidad a personajes que de no ser bien retratados, podrían causar rechazo y quedar muy desdibujados en una historia que pretende redimirlos.
Creo que lo teatral se nota bastante y eso no es tan bueno. Es decir, se puede dilucidar que la historia está mas pensada para teatro que para cine y que seguramente la dinámica debe funcionar mejor en ese ámbito donde la historia y los actores se pueden permitir ser más libres y exagerados.
Por último la temática de la trama no es tan fácil de digerir, sobre todo el desenlace que se produce hacia el final de la película, lo que hace que el público que puede disfrutarla a pleno sea más reducido de lo normal.
En conclusión diría que es una buena adaptación al cine, que aborda temas pesados acolchonados por el tono humorístico y que cuenta con un trío de buenos actores. No es la película más carismática, ni atractiva, ni reveladora que vas a ver, pero merece una mirada.
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