* * * BUENA
"The water diviner" o "Camino a Estambul" es una película de época dirigida por el debutante en largometrajes, Russell Crowe ("Gladiador", "Una mente brillante"). Es su primera incursión en la dirección de una película. Anteriormente había dirigido dos documentales y un corto.
La historia que nos presentan es la de una familia australiana que ha sufrido lo horrores de la guerra en carne propia. Connor (Russell Crowe) y Eliza (Jacqueline McKenzie) perdieron a sus tres jóvenes hijos en la batalla de Gallipoli, en Turquía. Luego de cuatro años desaparecidos en el campo de batalla, Connor ha perdido la esperanza de que alguno de sus hijos pueda haber sobrevivido. Eliza por su lado, ha perdido completamente la cordura y se suicida.
Luego de esta otra tragedia, Connor decide viajar a Turquía para encontrar los cuerpos de sus hijos y poder llevarlos de vuelta para enterrarlos en su Australia natal. En su viaje, que implicará una transformación a nivel espiritual, conocerá de cerca al "enemigo" y se dará cuenta de que en realidad no son tan distintos a él o su familia. Sólo son componentes en la guerra de unos pocos que no quieren pelear sus propias batallas.
La trama se centra en la transformación de Connor, yendo y viniendo en el tiempo entre la época en que la familia vivía unida en una granja en Australia, los últimos y fatídicos momentos que vivieron los jóvenes tras quedar atrapados en líneas enemigas y el presente de búsqueda y redención de un padre que lo perdió todo. Creo que en general está bien construida la historia, pero hay momentos en los que se vuelve bastante aburrida. El aura de drama y melancolía constante que hay durante el metraje produce que por instantes viajemos mentalmente a otro lugar para relajar y poder seguir, luego de unos minutos de escape, con el relato. Entre medio de la búsqueda se produce también un amorío entre Connor y Ayshe (Olga Kurylenko), una turca que trabaja en el hotel en el que se hospeda. Acá se le añade el componente amoroso a la película, que de a ratos resulta un poco exagerado y descolgado para con la trama principal. Se quiso abarcar mucho y de a momentos el engranaje funciona, pero en otros termina encajando menos de lo que se propuso. Es una película con personalidad épica pero con pocos ingredientes comerciales. Se nota que hay mucho corazón y esfuerzo en la puesta en escena, pero también se nota que Crowe se olvidó un poco del espectador y lo abruma con tanta seriedad y drama.
Una propuesta para el espectador paciente y sensible a las secuelas de las guerras. No es de lo mejor que se verá en el año, pero se deja.
La historia que nos presentan es la de una familia australiana que ha sufrido lo horrores de la guerra en carne propia. Connor (Russell Crowe) y Eliza (Jacqueline McKenzie) perdieron a sus tres jóvenes hijos en la batalla de Gallipoli, en Turquía. Luego de cuatro años desaparecidos en el campo de batalla, Connor ha perdido la esperanza de que alguno de sus hijos pueda haber sobrevivido. Eliza por su lado, ha perdido completamente la cordura y se suicida.
Luego de esta otra tragedia, Connor decide viajar a Turquía para encontrar los cuerpos de sus hijos y poder llevarlos de vuelta para enterrarlos en su Australia natal. En su viaje, que implicará una transformación a nivel espiritual, conocerá de cerca al "enemigo" y se dará cuenta de que en realidad no son tan distintos a él o su familia. Sólo son componentes en la guerra de unos pocos que no quieren pelear sus propias batallas.
La trama se centra en la transformación de Connor, yendo y viniendo en el tiempo entre la época en que la familia vivía unida en una granja en Australia, los últimos y fatídicos momentos que vivieron los jóvenes tras quedar atrapados en líneas enemigas y el presente de búsqueda y redención de un padre que lo perdió todo. Creo que en general está bien construida la historia, pero hay momentos en los que se vuelve bastante aburrida. El aura de drama y melancolía constante que hay durante el metraje produce que por instantes viajemos mentalmente a otro lugar para relajar y poder seguir, luego de unos minutos de escape, con el relato. Entre medio de la búsqueda se produce también un amorío entre Connor y Ayshe (Olga Kurylenko), una turca que trabaja en el hotel en el que se hospeda. Acá se le añade el componente amoroso a la película, que de a ratos resulta un poco exagerado y descolgado para con la trama principal. Se quiso abarcar mucho y de a momentos el engranaje funciona, pero en otros termina encajando menos de lo que se propuso. Es una película con personalidad épica pero con pocos ingredientes comerciales. Se nota que hay mucho corazón y esfuerzo en la puesta en escena, pero también se nota que Crowe se olvidó un poco del espectador y lo abruma con tanta seriedad y drama.
Una propuesta para el espectador paciente y sensible a las secuelas de las guerras. No es de lo mejor que se verá en el año, pero se deja.
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