* * * * MUY BUENA
"St. Vincent" es una de esas comedias de las que suelo desconfiar mucho por la temática y los posters de promoción baratos, pero la verdad es que fue una grata sorpresa la que me llevé. Sinceramente pensé que esta película sería alguna especie de compromiso comercial cuyo único mérito era tenerlo a Bill Murray en su reparto, pero felizmente me equivoqué.
Este trabajo del director Theodore Melfi es un buen ejemplo de cómo la forma de contar una historia, las interpretaciones y una buena dirección pueden lograr que una historia simple y hasta con varios clichés, se convierta en un producto realmente disfrutable.
La trama nos muestra la relación de cuatro personas que por circunstancias de la vida se ven obligadas a interactuar entre ellas.
Por un lado tenemos al protagonista máximo sobre el cual gira la historia, Vincent (Bill Murray), un veterano amargado y vicioso que lleva una vida desastrosa, por otro lado tenemos a la dupla vecina compuesta por Maggie (Melissa McCarthy) y Oliver (Jaeden Lieberher), una madre soltera que hace malabares para poder darle a su pequeño hijo una vida normal, y finalmente tenemos a Daka (Naomi Watts), una prostituta embarazada que busca sobrevivir como puede siendo una de sus principales entradas económicas los servicios sexuales que le presta a Vincent.
La historia es un relato de redención, de esos que ya hemos visto algunas veces en pantalla, en el que la persona deprimida y golpeada por la vida se topa con los compañeros de camino más impensados que lo animan a poder tener una segunda oportunidad y encontrar la felicidad. Hasta suena clicheroso y la verdad es que cae en algunos lugares comunes de este subgénero, pero Melfi se las arregla para dotar a la película de simpatía, humor, crudeza, frescura y mucha coolness para entregar un combo arrollador. Lo más destacable es la presencia de un Bill Murray ("Groundhog Day", "Perdidos en Tokyo") en su mejor momento interpretativo. Despreciable y querible al mismo tiempo, nos regala un personaje que nos va a hacer repensar la manera en que medimos a la gente que nos rodea, sobretodo a esos que nos suelen caer mal. El resto del reparto acompaña muy bien también, sobre todo Melissa McCarthy que hace una buena actuación cómica-dramática.
Hay algunas perlitas realmente espectaculares como ver a Murray bailando borracho y tarareando clásicos como "Somebody to love" de Jefferson Airplane. También hay algunos mensajes divertidos pro amor cristiano, tratados de una manera inteligente y no adoctrinante, lo cual resulta refrescante en el mundo del cine.
Lo más negativo tiene que ver con algunos golpes bajos que pusieron en la historia como la enfermedad de uno de los actores de reparto y algunas vueltas de tuerca melosas, pero Melfi finalmente sortea los pozos de lo ordinario y sale airoso con una propuesta divertida que deja el corazón contento. Recomendable.
Este trabajo del director Theodore Melfi es un buen ejemplo de cómo la forma de contar una historia, las interpretaciones y una buena dirección pueden lograr que una historia simple y hasta con varios clichés, se convierta en un producto realmente disfrutable.
La trama nos muestra la relación de cuatro personas que por circunstancias de la vida se ven obligadas a interactuar entre ellas.
Por un lado tenemos al protagonista máximo sobre el cual gira la historia, Vincent (Bill Murray), un veterano amargado y vicioso que lleva una vida desastrosa, por otro lado tenemos a la dupla vecina compuesta por Maggie (Melissa McCarthy) y Oliver (Jaeden Lieberher), una madre soltera que hace malabares para poder darle a su pequeño hijo una vida normal, y finalmente tenemos a Daka (Naomi Watts), una prostituta embarazada que busca sobrevivir como puede siendo una de sus principales entradas económicas los servicios sexuales que le presta a Vincent.
La historia es un relato de redención, de esos que ya hemos visto algunas veces en pantalla, en el que la persona deprimida y golpeada por la vida se topa con los compañeros de camino más impensados que lo animan a poder tener una segunda oportunidad y encontrar la felicidad. Hasta suena clicheroso y la verdad es que cae en algunos lugares comunes de este subgénero, pero Melfi se las arregla para dotar a la película de simpatía, humor, crudeza, frescura y mucha coolness para entregar un combo arrollador. Lo más destacable es la presencia de un Bill Murray ("Groundhog Day", "Perdidos en Tokyo") en su mejor momento interpretativo. Despreciable y querible al mismo tiempo, nos regala un personaje que nos va a hacer repensar la manera en que medimos a la gente que nos rodea, sobretodo a esos que nos suelen caer mal. El resto del reparto acompaña muy bien también, sobre todo Melissa McCarthy que hace una buena actuación cómica-dramática.
Hay algunas perlitas realmente espectaculares como ver a Murray bailando borracho y tarareando clásicos como "Somebody to love" de Jefferson Airplane. También hay algunos mensajes divertidos pro amor cristiano, tratados de una manera inteligente y no adoctrinante, lo cual resulta refrescante en el mundo del cine.
Lo más negativo tiene que ver con algunos golpes bajos que pusieron en la historia como la enfermedad de uno de los actores de reparto y algunas vueltas de tuerca melosas, pero Melfi finalmente sortea los pozos de lo ordinario y sale airoso con una propuesta divertida que deja el corazón contento. Recomendable.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario