* * REGULAR
El Holocausto, la Alemania nacional-socialista, la hija de una comunista, pilas de libros que se queman. ¿Quién puede resistirse a esa combinación de elementos en un guión cinematográfico? y ¿quién se atrevería a afirmar que tal historia terminaría siendo una medriocridad? Esas preguntas tendrían una respuesta casi unánime: el cine nos ha dado buenas historias sobre el Holocausto que desde el clásico "El Diario de Ana Frank" (1959) hasta la oscarizada "La Lista de Schindler" (1993), pasando por cintas más amables como "La Vida es Bella" (1998) y la dura "El Pianista" (2002). Los exponentes son notables, pero "Ladrona de Libros" no llega a estar a la altura de una cinta aceptable pues, contando con elementos infalibles, hace agua por todos lados.
Liesel (Sophie Nélisse), una niña hija de comunistas, es adoptada por Hans (Geoffrey Rush) y Rosa (Emily Watson), viviendo en un pequeño pueblo de la Alemania nazi. La niña queda fascinada con la nutrida biblioteca de la esposa del alcalde, para quien Rosa le plancha la ropa. Cuando los padres de Liesel ocultan a un joven judío enfermo en el sótano de su casa, ella decide tomar prestados los libros de esa biblioteca para leérselos en plena Segunda Guerra Mundial.
La experiencia del Holocausto es contada a través de la mirada condescendiente de una niña en tanto que lo más oscuro es expuesto a través de una voz en off que representa a la Muerte. Como dos caras de una misma moneda, la trama se construye con dos visiones completamente diferentes. En este sentido, recordé el trabajo que realizó Guillermo del Toro en "El Laberinto del Fauno" (2006), en donde una historia llena de fantasía y magia contrastaba con la crudeza que vivía la España franquista de mediados del siglo XX. Pero el resultado que logra nuestra cinta dista mucho de los alcanzados por el director mexicano.
El tema del hurto de libros es de lo más intrascendente para la trama; la quema de libros que plasmaban filosofías peligrosas para la ideología nacional-socialista era un tema jugoso a desarrollar, pero queda relegada a una escena aislada; el ocultamiento de un judío ansioso de ver la luz del sol que pretende apelar ligeramente a la lágrima del espectador; son puntos débiles que neutralizan la efectividad de la trama. La historia tiene una buena intención (no lo vamos a negar) pero queda empantanada en un mar de malas decisiones, en donde su director parece haber perdido la brújula de la buena cinematografía. Por dar un ejemplo, el recurso de la voz en off no logra reordenar ni encauzar la sucesión continua de acontecimientos. Ni siquiera la intervención musical del siempre impecable John Williams (compositor de su banda sonora por la que estuvo nominado al Oscar este año) ni el excelente elenco logran penetrar en el corazón del espectador. Da una sensación de un vacío tan imperdonable que resulta increíble que una cinta estructurada mediante un diseño de aspiraciones épicas no alcance a cubrir la línea media de las expectativas.
Con una visión superficial, edulcorada, carente de compromiso y relajada de uno de los mayores horrores que vivió la humanidad, "Ladrona de Libros" es esa típica película que aspira a premios y más premios, sin un objetivo claro más que ganar premios (que, por cierto, no alcanzó). Si afirmo que esta película tendrá una trascendencia nula en la recreación cinematográfica del Holocausto, créanme que no les estoy mintiendo.
Crítica realizada por Leo Arce.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario