31 ene 2014

El misterio de la felicidad: El ejercicio filosófico que no fue

* * *     BUENA

Daniel Burman, conocido por cintas como "El Abrazo Partido" (2003) y "Derecho de Familia" (2005), viene a dejarnos una comedia muy bien promocionada, no tan sólo desde lo publicitario sino también desde la selección de los actores que la protagonizan. Encabezado por el siempre correcto Guillermo Francella (una suerte de "nuevo Ricardo Darín" para el cine de nuestro país) y sumado al regreso de la versátil y talentosísima Inés Estévez, el director trata de filosofar un poco sobre cuestiones relacionadas a la amistad, el matrimonio, la conexión personal y los sueños.
Ese ejercicio filosófico se escurre a través del misterio que parece esconderse detrás de la historia de Santiago (Francella) y Eugenio (Fabián Arenillas), dos amigos inseparables y socios perfectos. La compenetración de ambos es tan inexplicable como inexplicable resulta para Santiago la desaparición de Eugenio. Laura (Estévez), su esposa, afirma que se fue para no volver. Santiago y Laura deberán convivir como socios mientras comienza la búsqueda de Eugenio, pero el tiempo hará que se acostumbren a dicha ausencia al punto de no querer encontrarlo.
La intervención Alejandro Awada (un detective retirado que coordinará el rastreo) parece ser el hilo conductor para que los personajes respondan preguntas existenciales en el camino de búsqueda. Interesantes las preguntas; inexistentes las respuestas. Cuando esto pudo haberse aprovechado al máximo para enriquecer el guión, la aspiración de Burman de sofisticar la comedia, adaptándola a los esquemas hollywoodenses, atenta contra esa veta filosófica que sobrevuela la trama: no logra redondearla, deja algunas aristas flojas y resuelve de manera abrupta algunas secuencias. La felicidad se mete de lleno en los personajes cambiando sus actitudes hacia la vida, pero el trayecto hacia esos cambios son tan abismales que parecen poco creíbles y desprovistos de naturalidad.
Pero a pesar de ello, la cinta mantiene un buen ritmo que en ningún momento decae y que permite conectarte desde el aspecto cómico (aunque no el emocional), garantizando un par de risas de esas buenas. Responsables de este aspecto positivo es el impecable elenco que hace gala de sus talentos: Alejandro Awada, Fabián Arenillas y María Fiorentino (incluso hasta Silvina Escudero) brillan y sirven de soporte a los actores principales. Inés Estévez recrea su personaje a la perfección y es lo mejor de esta cinta. Pero una película no sobrevive en base a sus actores si no acompaña una historia sólida. Aún así, la balanza termina equilibrada.
Con un final que pretende dejar al espectador sumergido en un estado de reflexión, uno se queda con ese gusto a derrota por no descubrir qué misterio es el que Burman pretendía desentrañar de una felicidad que no se materializa sino que se presenta difusa alrededor de una trama que tiene altibajos insalvables. Igual, el resultado final se deja ver.

Crítica realizada por Leo Arce.


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