* * * * MUY BUENA
El 2013 marca el fin
de una historia romántica de grandes proporciones, que comenzó allá lejos y
hace tiempo, cuando la década de 1990 estaba promediando. “Antes de la
Medianoche” es el broche perfecto para la historia que el director y guionista Richard
Linklater inició con “Antes del amanecer” (1995) y desarrolló en “Antes del
atardecer” (2004).
Apreciar este final merece
necesariamente unas breves referencias a estas dos películas que la preceden.
La primera de ellas presentaba la historia de dos jóvenes: Jesse (Ethan Hawke),
estadounidense y aspirante a escritor; y Céline (Julie Delpy), una chica
francesa. Ambos se encuentran en un tren que se va desde Budapest a Viena y
deciden pasar una noche juntos en la capital austriaca antes de que Jesse
regresara a Estados Unidos. El amor nace entre los protagonistas y, antes de
que cada uno tome caminos diferentes, deciden reencontrarse en el mismo lugar
seis meses después. La segunda parte cuenta el esperado y postergado
reencuentro. Nueve años después, en París, Céline acude a una librería en la
que Jesse, quien ya es un escritor consagrado, está firmando ejemplares de su última
novela. Céline descubre que Jesse ha plasmado en su libro la historia que ellos
tuvieron en el pasado. El tiempo ha dejado atrás a los jóvenes que se
conocieron en aquel tren, pero el reencuentro despierta el sentimiento que
habían construido tiempo atrás.
Ahora, nos reencontramos
con ambos personajes, tras un nuevo lapso de nueve años, quienes apostaron a una
vida en común de las que nacieron sus pequeñas gemelas, aparte del hijo de
Jesse, fruto de una relación anterior a Céline. Podemos volver a verlos
disfrutando de unas vacaciones en Grecia. Y nada más. Sí, nada más. Sencilla y
maravillosamente, nada más.
El director y
guionista de esta película coescribe el guión juntamente con los actores
protagonistas de esta trilogía. Basándose en largas, profundas y nutridas
conversaciones entre los protagonistas, la trama es una construcción perfecta,
de una calidad tan elevada que permite a Ethan Hawke y Julie Delpy lucirse a
más no poder en cada escena que comparten, regalándonos duelos actorales de alta
gama.
No se asiste a ningún
hecho ni sucesión de hechos que permitan explorar un quiebre en la historia. En los dos guiones anteriores, se
vislumbraba un vínculo que pretendía nacer, pero que se difuminaba en la
incertidumbre del futuro. Aquí, asistimos a ese futuro no ya incierto sino
real, que se traduce en una pareja constituida en base a ese amor del pasado
que se acentuó con el transcurso del tiempo. Es decir: el idealismo de las dos
películas choca con el realismo de esta última. Por ello, la historia está
plagada de la cotidianeidad y de la rutina típica que una relación experimenta
en la madurez de su vínculo. Los cuestionamientos acerca del futuro, de la ausencia
de pasión, de la crianza de los hijos, de cuestiones laborales, del rumbo de la
relación, de las vivencias diarias, del sentimiento interno de cada uno de
ellos y del propio amor que mantiene unida la pareja, son tópicos que se van
formulando y desarrollando a través de diálogos que captan la idea comúnmente
conocida como “discusiones de pareja”.
¿Cómo mantener vivo
el amor a través del tiempo? ¿Cómo evitar que las heridas en una relación se
abran? Y en caso de que eso haya sucedido, ¿cómo repararlas? El gran mérito de
esta trilogía es haber mostrado a Jesse y Céline en tres momentos particulares
de sus vidas, en tres lugares y tiempos diferentes. Asistimos a un final en
donde los personajes ponen bajo la lupa la idea del “amor eterno, de una vida
color rosa y de pajaritos cantando sobre sus cabezas el día entero” y
reflexionan sobre ella, demostrando que el amor es un sentimiento que pasa por
diversos tamices que el tiempo pretende desgastar. No sé si “Antes de la
Medianoche” es una comedia romántica por naturaleza. Creo que supera en muchos
aspectos ese género. Prefiero considerarla una experiencia cinematográfica
distinta que se sostiene a través de una historia que da placer ver.Crítica realizada por Leonardo Arce
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