* * * BUENA
No son pocos los intentos cinematográficos que buscan recrear el complejo entramado de sentimientos que uno experimenta en esa etapa de contrariedades y rebeldías que conocemos como “adolescencia”. Tributaria de esos intentos, "Ginger & Rosa" retrata la historia de dos inseparables amigas; distintas, pero inseparables.
La trama se desarrolla en la Inglaterra de los años ’60, en tiempos en que Estados Unidos descubre la existencia de misiles soviéticos en Cuba. La amenaza de una guerra nuclear capaz de exterminar la vida occidental oficia como disparador para que Ginger (Elle Fanning) y Rosa (Alice Englert) den rienda suelta a una serie de acciones que revelan sus miedos, aspiraciones, traumas familiares, dudas y planteos existenciales. El descubrimiento del amor, las ansias de lucha por la libertad y la seguridad, el enfrentamiento hacia instituciones como la familia y el desprecio hacia la figura maternal, son algunos puntos que se van hilando en este marco conflictual que plantea este hito de la Guerra Fría.
A medida que la historia va avanzando, la inocente, poeta y racional Ginger muestra sus dotes activistas; en tanto que la religiosa, sensual y osada Rosa deja libre sus deseos más íntimos y mantiene una relación con el padre de su amiga (Alessandro Nivola). Esta relación revela una discusión en torno a valores morales, estructuras familiares y modos de concebir la vida, en la que juega especial importancia la idea misma de amistad.
El guión está muy bien planteado, con elementos ricos y atractivos, en una clara intención de mostrar la vida de dos adolescentes conflictuadas que se enfrentan a los patrones de familia que heredan, en una época decisiva para la paz mundial. Pero el punto flojo lo encontramos en el modo pausado y lento de ir construyendo la historia y en el uso excesivo del vacío apocalíptico que genera los escenarios y paisajes. Por momentos, resulta difícil de soportar ese ritmo aletargado, atentando contra la efectividad de la trama. Si la idea inicial era plasmar la rebeldía adolescente, elemento que crece por momentos y que se desvanece en otros, un ritmo un tanto más acelerado hubiese sido una acertada decisión.
Se nota que la historia está centrada en la vida de Ginger, recreada por una Elle Fanning ("Super 8") que demuestra día a día que tiene todas las aptitudes actorales para relegar a las sombras (por no decir, al olvido) a su hermana Dakota. Su impecable actuación contrasta con la de Alice Englert ("Hermosas Criaturas") quien batalla por mostrar toda la personalidad de Rosa, personaje que el guión dejó en potencial, sin permitirle un digno desarrollo. El elenco también cuenta con las participaciones de actores consagrados como Annette Bening, Timothy Spall y Oliver Platt. Un desperdicio que figuras de tal envergadura hayan sido reducidos a papeles equivalentes a imprescindibles.
En resumen, una idea bien concebida pero con inconvenientes a la hora de instrumentarla. Una pena que lo interesante del guión haya quedado varado a mitad de camino. Lo destacado, sin lugar a dudas, es la actuación de Elle Fanning. Por sí mismo, ese hecho constituye justificación suficiente para comprar el ticket del cine y deleitarse con su solvencia como actriz.
Crítica realizada por Leonardo Arce
La trama se desarrolla en la Inglaterra de los años ’60, en tiempos en que Estados Unidos descubre la existencia de misiles soviéticos en Cuba. La amenaza de una guerra nuclear capaz de exterminar la vida occidental oficia como disparador para que Ginger (Elle Fanning) y Rosa (Alice Englert) den rienda suelta a una serie de acciones que revelan sus miedos, aspiraciones, traumas familiares, dudas y planteos existenciales. El descubrimiento del amor, las ansias de lucha por la libertad y la seguridad, el enfrentamiento hacia instituciones como la familia y el desprecio hacia la figura maternal, son algunos puntos que se van hilando en este marco conflictual que plantea este hito de la Guerra Fría.
A medida que la historia va avanzando, la inocente, poeta y racional Ginger muestra sus dotes activistas; en tanto que la religiosa, sensual y osada Rosa deja libre sus deseos más íntimos y mantiene una relación con el padre de su amiga (Alessandro Nivola). Esta relación revela una discusión en torno a valores morales, estructuras familiares y modos de concebir la vida, en la que juega especial importancia la idea misma de amistad.
El guión está muy bien planteado, con elementos ricos y atractivos, en una clara intención de mostrar la vida de dos adolescentes conflictuadas que se enfrentan a los patrones de familia que heredan, en una época decisiva para la paz mundial. Pero el punto flojo lo encontramos en el modo pausado y lento de ir construyendo la historia y en el uso excesivo del vacío apocalíptico que genera los escenarios y paisajes. Por momentos, resulta difícil de soportar ese ritmo aletargado, atentando contra la efectividad de la trama. Si la idea inicial era plasmar la rebeldía adolescente, elemento que crece por momentos y que se desvanece en otros, un ritmo un tanto más acelerado hubiese sido una acertada decisión.
Se nota que la historia está centrada en la vida de Ginger, recreada por una Elle Fanning ("Super 8") que demuestra día a día que tiene todas las aptitudes actorales para relegar a las sombras (por no decir, al olvido) a su hermana Dakota. Su impecable actuación contrasta con la de Alice Englert ("Hermosas Criaturas") quien batalla por mostrar toda la personalidad de Rosa, personaje que el guión dejó en potencial, sin permitirle un digno desarrollo. El elenco también cuenta con las participaciones de actores consagrados como Annette Bening, Timothy Spall y Oliver Platt. Un desperdicio que figuras de tal envergadura hayan sido reducidos a papeles equivalentes a imprescindibles.
En resumen, una idea bien concebida pero con inconvenientes a la hora de instrumentarla. Una pena que lo interesante del guión haya quedado varado a mitad de camino. Lo destacado, sin lugar a dudas, es la actuación de Elle Fanning. Por sí mismo, ese hecho constituye justificación suficiente para comprar el ticket del cine y deleitarse con su solvencia como actriz.
Crítica realizada por Leonardo Arce
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