* * * * MUY BUENA
“Apuestas Perversas” es una película que resulta ser una extrañeza que merece ser rescatada por diversos motivos. Una trama bien planteada y llevada adelante gracias a muy buenas actuaciones y a un trabajo de dirección impecable no es algo que se vea muy a menudo. Es como si casi me viera obligado a defender esta propuesta. Y es lo que voy a hacer a continuación.
La historia que se nos plantea va y viene entre la comedia y el drama en sus justas medidas y mantiene atenta la mirada del espectador. Es que el libreto se sube a una montaña rusa desconocida, en la que cada curva, contra-curva, subida y bajada son asumidas y vividas con sorpresa. Casi una escalada de sucesos que no se sabe en dónde terminarán: como apuesta y redoble de apuesta.
Dos amigos, quienes viven problemas económicos y laborales, se reencuentran luego de muchos años. Craig, casado y con un bebé, está a punto de ser desalojado; Vince, deambula con poco dinero y sin trabajo. Reunidos en un bar, uno de ellos entabla conversación con un hombre llamado Colin, quien se encontraba festejando el cumpleaños de su esposa Violeta. Un intercambio de tragos fue el inicio de un peligroso juego en el que los dos amigos se verán envueltos, desafiando sus límites físicos y morales a cambio de dinero: US$250.000.
Con pocos escenarios (la historia transcurre casi en un 100% en un bar y en un departamento), los cuatro actores logran brillar. Son dos parejas en medio de una multiplicidad de interacciones: los miembros de cada pareja, las parejas y sus miembros entre sí. Esta simbiosis es tan rica, tan productiva, que asegura los caminos para que las emociones fluyan. Porque las actuaciones tienen la capacidad de poner sobre la mesa cada detalle de la trama, llevar adelante cada situación y subrayar las personalidades de los personajes, todo para responder al interrogante que se plantea desde el inicio de la cinta: ¿qué somos capaces de hacer por dinero? Algunos, satisfacer sus placeres a costa de la necesidad de los demás; otros denigrarse a sí mismos por un puñado de dólares. Tentación, desafíos, placeres y ambición forman un cóctel que nutre el libreto de principio a fin.
Se nota el limitado presupuesto con el que contó esta producción. Pero su resultado final es una acabada muestra de que no se necesitan grandes estrellas, presupuestos millonarios y directores prestigiosos para hacer trabajos impecables. Basta con tener un buen libreto y encauzarlo con buenas decisiones artísticas. Aquí sí que estamos ante verdaderos cineastas que no renuncian ni una gota calidad por dinero. Que estas propuestas lleguen a nuestras salas es algo para destacar, ver y disfrutar.
Crítica realizada por Leo Arce.
La historia que se nos plantea va y viene entre la comedia y el drama en sus justas medidas y mantiene atenta la mirada del espectador. Es que el libreto se sube a una montaña rusa desconocida, en la que cada curva, contra-curva, subida y bajada son asumidas y vividas con sorpresa. Casi una escalada de sucesos que no se sabe en dónde terminarán: como apuesta y redoble de apuesta.
Dos amigos, quienes viven problemas económicos y laborales, se reencuentran luego de muchos años. Craig, casado y con un bebé, está a punto de ser desalojado; Vince, deambula con poco dinero y sin trabajo. Reunidos en un bar, uno de ellos entabla conversación con un hombre llamado Colin, quien se encontraba festejando el cumpleaños de su esposa Violeta. Un intercambio de tragos fue el inicio de un peligroso juego en el que los dos amigos se verán envueltos, desafiando sus límites físicos y morales a cambio de dinero: US$250.000.
Con pocos escenarios (la historia transcurre casi en un 100% en un bar y en un departamento), los cuatro actores logran brillar. Son dos parejas en medio de una multiplicidad de interacciones: los miembros de cada pareja, las parejas y sus miembros entre sí. Esta simbiosis es tan rica, tan productiva, que asegura los caminos para que las emociones fluyan. Porque las actuaciones tienen la capacidad de poner sobre la mesa cada detalle de la trama, llevar adelante cada situación y subrayar las personalidades de los personajes, todo para responder al interrogante que se plantea desde el inicio de la cinta: ¿qué somos capaces de hacer por dinero? Algunos, satisfacer sus placeres a costa de la necesidad de los demás; otros denigrarse a sí mismos por un puñado de dólares. Tentación, desafíos, placeres y ambición forman un cóctel que nutre el libreto de principio a fin.
Se nota el limitado presupuesto con el que contó esta producción. Pero su resultado final es una acabada muestra de que no se necesitan grandes estrellas, presupuestos millonarios y directores prestigiosos para hacer trabajos impecables. Basta con tener un buen libreto y encauzarlo con buenas decisiones artísticas. Aquí sí que estamos ante verdaderos cineastas que no renuncian ni una gota calidad por dinero. Que estas propuestas lleguen a nuestras salas es algo para destacar, ver y disfrutar.
Crítica realizada por Leo Arce.
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