"Vaquero" es el último trabajo como director y actor de Juan Minujín, joven argentino sobrino de la excéntrica artista plástica Marta Minujín, aunque el dato es sólo una curiosidad ya que Juan se abrió camino por su cuenta en el teatro y el cine independiente.
Puede que lo conozcan por su interpretación en la película del 2005 "Un año sin amor" que cosechó premios en Berlín, Mar del Plata y Nueva York. Para los más comerciales, quizás lo hayan visto en "Zenitram", el film sobre un super héroe argentino.
En esta caso es realmente para resaltar los dos roles que tuvo a cargo. En primer lugar, su debut como director es muy bueno, ofreciendo un ensayo moderno, crudo y sincero de la frustración de un artista que busca triunfar en el mundo del cine, exhibiendo con audacia y humor (negro) la realidad del caretaje que se dinamiza en las relaciones interpersonales de un mundo con poco espacio para la autenticidad y la franqueza.
¡Ojo!, la culpa no es solo del "brillante" mundo del cine, sino que en esta ocasión se encuentra con una personalidad quebrada, resentida y vencida, que por algún dejo de soberbia no puede ver el pozo de barro en el que está nadando.
¡Ojo!, la culpa no es solo del "brillante" mundo del cine, sino que en esta ocasión se encuentra con una personalidad quebrada, resentida y vencida, que por algún dejo de soberbia no puede ver el pozo de barro en el que está nadando.
Los planos en las distintas situaciones que se suceden en "Vaquero" están filmados con mucho timing, sin desperdiciar ningún detalle de la interpretación gestual de los actores, captando los cambios de ánimo de manera espectacular. Cada vez que en la película se ponía a carburar el personaje principal (Julián - Juan Minujín), se me aceleraba la cabeza mal y me metía en ese momento de angustia con él, y eso para mí, conforma una muy buena experiencia cinéfila. ¿Quien nunca se cebó carburando algo que le daba mucha bronca o envidia?
En segundo lugar, resalto la actuación, tanto de Minujín como la de los personajes secundarios que son bastante buenos. Leo Sbaraglia está muy bien en su rol de "winner" de la vida, Guillermo Arengo, Daniel Fanego y Pilar Gamboa aparecen en momentos específicos pero que marcan aspectos importantes de la frustración del protagonista, y finalmente Juan Minujín se come un papel que debería colocarlo en un lugar más visible de la escala de artistas argentinos.
Es sombría, es por momentos despiadada y no tiene final feliz, por lo que recomiendo tener cuidado cuando se decide ir a verla. Es drama y es comedia, o quizás se ríe para no llorar, pero definitivamente es una experiencia interesante.
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