* * * * * EXCELENTE
¡Atención! "What we do in the shadows" es una de las mejores comedias que van a ver en este 2015. Es realmente delirante, bizarra y original. Hace mucho tiempo que no veía una comedia tan pura como esta.
La película trata sobre un grupo de vampiros amigos que contratan a un equipo fílmico para que documente su vida diaria y cómo enfrentan a la vida moderna en la lejana Nueva Zelanda.
La banda está compuesta por Viago (Taika Waititi), un dandy del siglo XVIII, Vladislav (Jemaine Clement), el empalador, Deacon (Jonathan Brugh) el rebelde del grupo y Petyr (Ben Fransham), el más viejo y monstruoso de los cuatro. Cada uno con su personalidad particular, no tienen desperdicio.
Viago resulta muy divertido en un forma un tanto inocentona y fresca, mientras que Vladislav y Deacon son los más zarpados y bizarros. Por último está Petyr, que no habla, pero sólo con sus gestos ya resulta muy gracioso. Con el pasar del metraje se les une un nuevo vampiro, Nick (Cori Gonzalez-Macuer), que resulta ser un inconveniente por su inexperiencia como criatura de la tinieblas pero que es soportado por el hecho de que trajo consigo a un amigo humano, Stu (Stu Rutherford), quien resulta ser muy piola y ayuda a mantener la paz en la casa.
¿De qué trata la trama? Es sólo la documentación de la vida habitual de los vampiros, que más allá de lo que uno pueda llegar a pensar, es bastante parecida a la que lleva cualquier tipo promedio. ¿Dónde está lo divertido entonces? En la forma en que los directores logran combinar los comportamientos y clichés de esas míticas criaturas que nos supieron mostrar otros directores como Francis Ford Coppola, Murnau y Neil Jordan, con la mundanidad de la sociedad moderna. Deacon se convierte en perro para poder tener un rato de sexo, Vladislav hipnotiza minas para levantárselas, Nick le cuenta a todo el mundo que es vampiro porque le parece cool, y así hay un montón de pequeñas combinaciones de lo fantástico con lo mundano que hacen soltar varias carcajadas. Otro gol de media cancha es que tan sólo dura 86 minutos, tiempo suficiente para encantarnos y dejarnos con ganas de al menos media hora más.
Una verdadera maravilla moderna para un género como la comedia, que luego del terror, es de los más bastardeados. "What we do in the shadows" reivindica la parodia, pero no la descerebrada de los hermanos Wayans, la parodia pura e inteligente capaz de sacarle una sonrisa al espectador más agrio. Muy recomendable.
La película trata sobre un grupo de vampiros amigos que contratan a un equipo fílmico para que documente su vida diaria y cómo enfrentan a la vida moderna en la lejana Nueva Zelanda.
La banda está compuesta por Viago (Taika Waititi), un dandy del siglo XVIII, Vladislav (Jemaine Clement), el empalador, Deacon (Jonathan Brugh) el rebelde del grupo y Petyr (Ben Fransham), el más viejo y monstruoso de los cuatro. Cada uno con su personalidad particular, no tienen desperdicio.
Viago resulta muy divertido en un forma un tanto inocentona y fresca, mientras que Vladislav y Deacon son los más zarpados y bizarros. Por último está Petyr, que no habla, pero sólo con sus gestos ya resulta muy gracioso. Con el pasar del metraje se les une un nuevo vampiro, Nick (Cori Gonzalez-Macuer), que resulta ser un inconveniente por su inexperiencia como criatura de la tinieblas pero que es soportado por el hecho de que trajo consigo a un amigo humano, Stu (Stu Rutherford), quien resulta ser muy piola y ayuda a mantener la paz en la casa.
¿De qué trata la trama? Es sólo la documentación de la vida habitual de los vampiros, que más allá de lo que uno pueda llegar a pensar, es bastante parecida a la que lleva cualquier tipo promedio. ¿Dónde está lo divertido entonces? En la forma en que los directores logran combinar los comportamientos y clichés de esas míticas criaturas que nos supieron mostrar otros directores como Francis Ford Coppola, Murnau y Neil Jordan, con la mundanidad de la sociedad moderna. Deacon se convierte en perro para poder tener un rato de sexo, Vladislav hipnotiza minas para levantárselas, Nick le cuenta a todo el mundo que es vampiro porque le parece cool, y así hay un montón de pequeñas combinaciones de lo fantástico con lo mundano que hacen soltar varias carcajadas. Otro gol de media cancha es que tan sólo dura 86 minutos, tiempo suficiente para encantarnos y dejarnos con ganas de al menos media hora más.
Una verdadera maravilla moderna para un género como la comedia, que luego del terror, es de los más bastardeados. "What we do in the shadows" reivindica la parodia, pero no la descerebrada de los hermanos Wayans, la parodia pura e inteligente capaz de sacarle una sonrisa al espectador más agrio. Muy recomendable.
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