* * * * MUY BUENA
El afamado y versátil director español Alex de la Iglesia ("El Día de la Bestia" y "La Comunidad", entre otras) regresa con una comedia tributaria de lo más característico de su cine. Porque “Las Brujas de Zugarramurdi” propone una trama que se cocina en un caldero rebosante de un humor negro salpimentado con esa acidez no tan fácil de digerir, buenas dosis de acción, pizcas de magia negra y cuotas de erotismo bien logradas.
La película abre con una escena en la que Graciana (Carmen Maura), una malvada bruja, profetiza el fin de la cultura occidental y el inicio de nuevos tiempos con la llegada de “El Elegido”. Mientras tanto, José (Hugo Silva), acompañado de su hijo y de Tony (Mario Casas) decide robar una casa de compra de oro. Tras una balacera, ambos deciden huir hacia Francia y secuestran a Manuel (Jaime Ordóñez), un taxista quién luego se suma a la banda. De paso por el pueblo de Zugarramurdi, se topan con Graciana quien, junto a su madre Maritxu (Terele Pávez) y su hija Eva (Carolina Bang), los secuestran para sacrificarlos en el aquelarre que se organiza en las cuevas.
No hay dudas de que Alex de la Iglesia le imprime a su cinta un despliegue visual impresionante: un amalgama de vestuario, arte y maquillaje, que se nutre de una fotografía impactante y una poderosa música. No por nada es que su película ha obtenido diez nominaciones a los Premios Goya próximos a entregarse (en su mayoría en los apartados técnicos). Creo que esto es un punto fuerte porque la cuidadosa ambientación no sólo embellece las escenas sino que realza una historia que hubiese sido muy difícil de materializar sin un departamento técnico-artístico de gran talento.
En cuanto a las actuaciones, Carmen Maura brilla a más no poder en su papel de bruja regente, demostrando así toda su pericia actoral. Terele Pávez (nominada al Goya como mejor actriz de reparto por esta interpretación) hace lo suyo recreando a una bruja de esas clásicas que causan tanto miedo como simpatía. Y el trío conformado por Hugo Silva, Mario Casas y Jaime Ordóñez cumple en términos generales, ofreciendo cada uno gratos momentos de lucimiento personal.
A pesar de que la película tiene secuencias muy logradas en términos cinematográficos (tanto el robo de la casa de venta de oro y del aquelarre al final de la cinta son escenas cargadas de acción y de planos generales que pretenden poner de manifiesto la espectacularidad) y una historia interesante por la variedad de elementos y la intensidad de los modos en que son presentados, si se hubiesen suprimido un par de escenas que acortaran el metraje hubiese dado mayor coherencia a la trama y contribuido a generar una mejor película de lo que ya es.
Las historias con tintes sobrenaturales y fantásticos atraen mi interés personal porque disfruto ver lo que se escurre detrás de la magia. Y más aún si esas tramas están acompañadas de un concepto artístico de riqueza incuestionable. Si a eso le sumamos una dirección que se nutre de acción, oscuridad y comicidad, no hay duda alguna de que todos esos ingredientes combinados en un hechizo de Alex dan como resultado “Las Brujas de Zugarramurdi”. Recomendable a más no poder, incluso para los que no disfrutan de la magia negra de de la Iglesia.
Crítica realizada por Leo Arce.
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