* * * BUENA
*Crítica realizada por Leonardo Arce, gran amante del cine y amigo de la casa.
Cuando se escucha el nombre de Joe
Wright relacionado a Keira Knightley para la realización
de un drama épico, resulta imposible no prestarle atención al
proyecto y generar altas expectativas. Es que esta reunión viene precedida por
dos fructíferos filmes: “Orgullo y Prejuicio” (2005) y “Expiación, Deseo y
Pecado” (2007). En ambas películas, Wright fue desarrollando de manera
evolutiva una interesante faceta artística y parece que “Anna Karenina” se
posiciona en el apogeo de esa exploración, al dar riendas sueltas a todo su
talento. En definitiva, nos da un resultado aceptable, pero nada más.
Ambientada en la Rusia Imperial de
la segunda mitad del siglo XIX y basada en el clásico de León Tolstói, la
película desnuda la moral de la sociedad aristocrática zarista en pleno
descenso. Retrata la historia de amor entre Anna Karenina (Keira Knightley),
una respetada y distinguida dama casada con Alekséi Karenin
(Jude Law), un alto funcionario ruso, y el Conde Alekséi Vronsky
(Aaron Taylor-Johnson), un joven
militar en pleno ascenso. La desaprobación del estrato social al que pertenecen
se convierte en la fuente de remordimientos, excesos, culpas y locuras para
ambos personajes, debiendo ambos lidiar con tormentos internos para probar si
el amor que se tienen es más fuerte que los convencionalismos sociales.
Lo destacable es que la trama se
recrea en el escenario, en los camarines y en la sala de un teatro. A medida
que los personajes van interactuando y moviéndose, los decorados aparecen y
desaparecen, casi todo como por arte de magia. Si bien es la concepción
artística que Wright ha querido imprimirle a un clásico llevado al cine en
varias ocasiones, termina pagando el alto precio de lograr la asfixia del
espectador, al poner toda la carne que disponía sobre el asador. Las pocas
escenas que transcurren en espacios naturales revitalizan la película dándole
aire fresco frente a tanta superabundancia. La novedad del recurso se realzaría
si hubiese sido utilizado en la justa medida. Aunque ello no desmerece las
impecables escenas montadas, como el baile de la mazorca de los protagonistas;
sencillamente, sublime.
Demás está destacar el trabajo de
Jacqueline Durran en el diseño de vestuario, por el cual se llevó el premio
Oscar, y la composición de Darío Marianelli, recreando musicalmente a la
perfección la atmósfera aristocrática imperial rusa. En fin, un trabajo
artístico importante que condensa vestuario, música, escenografía y fotografía,
pero que cae en excesos importantes. Como un “Moulín Rouge” de Luhrmann pero
sin justificación alguna en el guión.
Las actuaciones no son puntos
fuertes; un tanto frías, que no logran apoyarse en un libreto que explore a
fondo los sentimientos de cada personaje. Knightley podría haberse jugado con
su composición pues es solvente para hacerlo, pero apenas llega a ser correcta.
Aaron Taylor-Johnson
me sorprendió; sólo lo veía en su personaje en Kick-Ass. Jude Law, excelente y
medido. Pero eso no permite evaluar el elenco en su conjunto; no logran los personajes
involucrarse entre sí, ni proyectar nada sobre el espectador.
Un proyecto ambicioso que atrapa pero en el que la sobreabundancia de
elementos opaca la historia. Las actuaciones han cedido lugar ante el arte. Así
que si disfrutás de esos aspectos cinematográficos, caerá como anillo al dedo. Un proyecto ambicioso que atrapa
pero en el que la sobreabundancia de elementos opaca la historia. Las
actuaciones han cedido lugar ante el arte. Así que si disfrutás de esos
aspectos cinematográficos, caerá como anillo al dedo.
*Crítica realizada por Leonardo Arce, gran amante del cine y amigo de la casa.
3 comentarios:
Muy buena crítica, puntual y clara. Habrá que ver la película para coincidir o no con ella. Saludos!
DM
Muy buena crítica, espero verla pronto a ver si coincidimos.
Un saludo!
Gracias gente!!
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