"Justicia final" o "Conviction" es una de esas películas basadas en hechos reales que se han vuelto famosos por la determinación de su protagonista y la historia emotiva que lo caracteriza. En ese sentido, no aporta nada nuevo a la gran pantalla, sumada a la cuestión de estar relacionada con los procesos judiciales estadounidenses, puede generar un efecto de hartazgo en algunos espectadores. Para los que no están cansados con este tipo de dinámicas, "Conviction" es una buena opción, que ofrece una historia linda y emotiva, de esas que uno piensa... "ojalá todos fuéramos como los protagonistas", produciendo una sensación de esperanza y afecto por la vida.
Por otro lado, pone en pantalla a grandes actores que hacen un muy buen trabajo, desde Hilary Swank hasta la intermitente Juliette Lewis, pasando por un Sam Rockwell ENORME, demostrando una vez más, lo poco valorado que está en Hollywood. Trabaja bastante, es verdad... pero se merece roles mucho más protagónicos que los que interpreta normalmente.
Por otro lado, pone en pantalla a grandes actores que hacen un muy buen trabajo, desde Hilary Swank hasta la intermitente Juliette Lewis, pasando por un Sam Rockwell ENORME, demostrando una vez más, lo poco valorado que está en Hollywood. Trabaja bastante, es verdad... pero se merece roles mucho más protagónicos que los que interpreta normalmente.
Para los que no saben, el film trata sobre una mujer ya casada y con hijos que decide entrar a la escuela de derecho y recibirse como abogada sólo para poder sacar a su hermano de la cárcel, ya que éste fue acusado de un crimen que supuestamente no cometió. Toda la historia se centrará en la lucha constante de Betty Anne Waters (Hilary Swank) para hacer malabares entre su propia familia a la que ha ido descuidando y la ardua tarea de recuperar viejas pruebas que le den una oportunidad a Kenny (Sam Rockwell) para demostrar su inocencia.
Dirige el actor y director Tony Goldwyn al que seguramente recordarán como el mal amigo de Patrick Swayze en "Ghost" o como el Coronel Bagley, archienemigo de Tom Cruise en "El último samurai". Como director ha estado a cargo de pocos largometrajes, siendo este el más importante de su carrera.
Para cerrar, se puede decir que se ha abordado esta trama con seriedad y precisión, ofreciendo un drama entretenido y emotivo, pero sin buscar ese sentimentalismo que empalaga y cae como una bomba al estómago cinéfilo. En ese sentido, la aplaudo.
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