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Desde el inicio de esta nueva trilogía que comenzó allá por 2015, ya se notaba ese aura Disney con todo lo que eso significa, lo bueno y lo malo. Lo bueno tiene que ver por supuesto con todo el talento que pone la empresa para lograr que sus productos, desde los guiones hasta los efectos especiales del film, sean por lo menos buenos, y de ahí para arriba. Es muy raro que Disney nos entregue un producto cinematográfico malo o pobre en el balance general. Puede ser un producto irregular y desordenado, pero casi nunca malo. Por lo general están por encima de una línea mínima de calidad que los convierte a casi todos en buenos productos. Estos aspectos se pudieron ver a lo largo de estas últimas tres entregas de Star Wars.